lunes, 5 de junio de 2017

Entrevista a Sento



Hace escasas semanas tuvimos ocasión de conocer al veterano artista Vicent Llobell Bisbal, popularmente conocido como Sento. El curtido autor y dibujante valenciano se encontraba inmerso en plena gira de presentación de su última y más personal obra publicada hasta la fecha, "Dr. Uriel", el conmovedor y apasionado relato que recoge las azarosas vivencias del Doctor Pablo Uriel durante los años de la Guerra Civil española. Y aprovechando el paso del artista por tierras gallegas no dejamos escapar la ocasión para compartir una animada charla con él y conocer algunos detalles más sobre su reciente trabajo.

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Buenas tardes Sento, te encuentras ahora mismo presentando el tomo integral de “Dr. Uriel”, por cierto y para quien no lo sepa, basado en la vida real de Pablo Uriel, cuya salida coincide muy oportunamente con el 80 aniversario del inicio de la Guerra Civil Española ¿Cuéntanos, cómo surge el interés por esta historia?

El relato me interesa cuando lo conocí en los años 70, a raíz de unos manuscritos de mi suegro, contando lo que él vive en la guerra. Vi aquella historia, una historia gráfica que me pareció interesante al segundo. Pero por otra parte, era consciente de que cuando yo lo conozco soy muy joven y aunque sí que me interesaban los dibujos, por aquel entonces era aún un estudiante de bellas artes y creo que en ese momento era un proyecto demasiado grande para mí, no tenía aún la serenidad, ni el dibujo, ni el contar necesarios.
Es la clásica historia que yo he tenido un poco dentro, después de conocer al personaje real, que era mi suegro, por lo que puedo decir que he estado con él, he convivido con él y le he admirado mucho. Y ese quizás ha sido otro de los problemas que ha hecho que me retrasara mucho en hacer este libro. Admiraba tanto a esta persona que todo me parecía poco. Sucede que yo tengo un estudio gráfico, donde hacíamos mucha publicidad dibujada, carteles y todo tipo de cosas gráficas, pero en un momento dado, sobre el 2010, debido a la crisis bajan los encargos muchísimo y me digo, bueno, este es el momento de empezar. Y así es cuando cojo de nuevo las memorias de Pablo y busco de alguna manera el poder ponerme en serio con ello. El problema es que el material era tan grande, que moverlo cada vez que tienes que hacer un traslado de tu casa, empaquetarlo todo… lo convierte en un trabajo arduo. Finalmente son unos cinco años lo que finalmente me cuesta hacerlo. Pero digamos que es una cosa que yo siempre he querido hacer y ahora de hecho estoy muy feliz, porque de lo contrario siempre lo hubiera llevado como un fracaso. Por otra parte, muy contento de haberlo hecho ya con sesenta años y no con treinta, porque a lo mejor con treinta hubiese hecho relatitos de hazañas bélicas o algo del estilo. Y aquí me ha dado tiempo de buscar las partes que me interesaban de lo que cuenta Pablo.

Me imagino que el trabajo de documentación habrá tenido que ser titánico.

Sí, pero ahí me he encontrado con la colaboración de la familia de Pablo, que ha aportado cantidad de documentos de la época, como cartas, fotos y otras cosas. Además tuve la gran suerte de poder contar con mi mujer Elena, que antes trabajaba en un instituto, pero en el momento que se jubila toma ella las riendas del proceso de reunir toda la documentación y yo le voy pidiendo también, así que en gran medida es un mérito de ella. Porque además en determinados momentos ya no es solo lo que cuenta Pablo, ya no son los documentos; cuando trasladas una historia de estas a imagen vas a seguir preguntándote cosas como ¿Había esparadrapo en tal año? ¿Y si lo había cómo era? Pues resulta que estaba enrollado y era una cajita de madera; todo esto de alguna manera tienes que documentarlo y si puedes ver la cajita en persona por lo menos haces una cosa que es verosímil. Entonces sí que es un gran trabajo de documentación en todos los aspectos.

¿Desde el punto de vista gráfico, resulta especialmente difícil transmitir este sentimiento de lo que es una guerra al pasarlo al papel?

Sí, en el sentido de que yo tampoco quería hacer un drama, aunque es un drama indudablemente, donde hay una guerra con un hombre, durante los mil días que dura la guerra, o su guerra por lo menos. Este hombre que está condenado muerte por unos y por otros, que se va salvando de milagro en muchas cosas… pues como ves sí que es dramático todo ello. Esa es una de las primeras cuestiones que yo me planteaba, por un lado yo no quiero hacer, porque no lo sé hacer o porque no me interesa, un dibujo realista. Por otra parte yo tengo ya unos recursos, que en el momento en que yo empiezo están muy amanerados por el trabajo publicitario y comercial, con lo cual tengo que buscar un modo de narrar que sea rápido, que sea fácil digamos, que me permita hacerme cuatrocientas páginas sin tener que sufrir en todas ellas. Y quería darle un tono que de alguna manera no le dé excesivas luces negras al relato, que ya las tiene por sí. Es decir, que de alguna manera que sea un poco soportable lo que estás contando.

No sé si es especialmente importante que hoy en día, un trabajo como este llegue a un público joven, a esas nuevas generaciones a las que se les queda un poco lejana esta historia de España ¿Crees que al tratarse de un formato de novela gráfica se puede lograr alcanzar a un público más amplio?

Eso por supuesto. Nosotros, los dibujantes de tebeos de hoy, empezamos siendo unos colaboradores gráficos en revistas periódicas, mensuales, quincenales… Entonces hacías cinco páginas… siempre eran trozos y el hecho de que desde hace diez o doce años empieza a establecerse este formato de novela gráfica como una cosa que genera interés entre un público de lo más diverso, y que las grandes editoriales generalistas abren división gráfica, hacen que de repente te puedas plantear este tipo de historias, digamos serias, con más peso (aunque no necesariamente)… Y yo veo que gracias al formato ahora se puede pensar en esto, cuando tenía treinta años no se podía pensar…

… ¿Y qué tal está siendo esa respuesta del público? Porque me consta que te has ganado las alabanzas incluso de gente como Pérez Reverte.

Pues lo que está pasando en general, fíjate, nos decidimos a hacer esta adaptación del libro de Pablo, primero porque el libro de Pablo lo ponen como libro de texto en bastantes institutos. Y nosotros íbamos a los institutos y veíamos la gran posibilidad de que de este libro pudiese hacerse una adaptación para los jóvenes, porque mostraban un gran interés, lo veíamos en las preguntas que te hacían, cómo lo entendían, así que lo hicimos un poco pensando en los jóvenes. Después efectivamente había tantos jóvenes como “viejos”, que no leían cómic y de pronto se encuentran con esto y empiezan a ver “Los surcos del azar” de Paco Roca y dicen: coño, yo no compraba cómic porque creía que solo eran Superman y pandilla. Pero ahora han descubierto que las novelas gráficas están ahí y no dan vergüencita.
Con respecto a la crítica, también está cambiando, en mi caso está cambiando porque de pronto me encuentro con unas cuantas personas importantes a las que les ha gustado y le están dando visibilidad y lo están impulsando queriendo o sin querer, pero lo están impulsando. Ha tenido muy buenas críticas, pero yo creo que también gracias a la existencia de los blogs, que están guiando muy bien al público general, que solía ser gente a la que esto no le interesa, pero cuando lo difundís hablando con sinceridad, eso también está ayudando mucho.  Sin conocerlos mucho, me metía en estos blogs y veía que no eran exclusivos de qué se yo… las novedades Marvel del mes de agosto, al fin y al cabo si quieres conocerlas ya te las dirá el librero. Pero cuando ves este otro tipo de blogs, donde escriben y te dan opinión de otra variedad de historias, pues finalmente es algo que ayuda mucho a cambiar la mentalidad con respecto a los cómics y a nuestro trabajo.

Por lo que sé este trabajo surgió en realidad como un empeño personal, e inicialmente mediante la autoedición de los tres volúmenes que conocemos y que ahora llega en este tomo integral que publica Astiberri ¿Cómo fue tu experiencia con la autoedición?

Fue bonito, fue bonito mientras duró. Durante algunos años abandoné un poco los comics porque no había manera de vivir de ello, entonces monté un estudio gráfico y hacíamos publicidad y todo esto. Y cuando vuelvo, digamos más adulto, me interesa saber qué pasó con el mercado, cómo es… Y es cuando ante una serie de dificultades que me encuentro, como la caída de Sinsentido en un momento dado, que para mí era una editorial muy justificable, pero no era económicamente viable, cuando después me meto en Salamandra, pero lógicamente ellos tenían sus planes editoriales, que a mí me retrasaban demasiado mis planes. Así que es cuando yo me meto en la cabeza… ¿y por qué no lo auto-edito? Y ahí empiezo un poco a ver si realmente puedo averiguar dónde se da el dinero, cómo se distribuye, el trabajo de una editorial… En ese sentido me ha gustado mucho el hecho de haberlo podido hacer, digamos que es como unos estudios (risas). Yo he hecho tres años de máster de cómo se venden los tebeos. La conclusión final es que está muy bien, pero si quieres ser autor y director y distribuidor te falta el tiempo, y si empezaba a buscar personas que distribuyeran, otra persona que hiciera la prensa y promoción, llegaría un momento en que eso ya es una editorial y para eso se lo doy a un señor que tenga ya montado el chiringuito. Además también agradezco la muestra de interés por parte de Astiberri, que a mi ver es la editorial en este momento más honrada y que más apoya hoy al cómic.


Cambiando un poco de tema y centrándonos en el aspecto gráfico, me imagino que tienes una preferencia por las técnicas tradicionales a la hora de trabajar ¿Me equivoco?

Bueno, me interesa todo indudablemente, pero por ahora sobre todo las técnicas tradicionales, entre otras cosas porque también vendo los originales. Veo que sucede entre mis amigos más jóvenes… mi vecino, un chico que vende en el New Yorker y cuando viene a casa le escucho quejarse, que quiere pintar, que quiere hacer dibujo y tal, lo que sucede es que llega un momento en que te metes en el digital, y zuuum… metes las piernas y ya no las puedes sacar del fango del digital, me da esa sensación.
Yo compré un Mac en el 91, porque tuve un encargo de cuatro álbumes y me dije, es el momento, pero siempre lo he tenido un poco de lado, en el estudio éramos tres personas y mientras una gente trabajaba con el ordenador, yo estaba por otro lado, hacía otras cosas y bueno... Por supuesto que he seguido dibujando a mano, porque me parecía más gracioso e iba más con mi carácter, pero siempre he tenido el auxiliar de saber que existe el ordenador y que está esa posibilidad; en cualquier caso, normalmente el arte final siempre acaba en el ordenador y hasta ahora así vamos. Tengo mi pequeña tableta gráfica pero no me he metido del todo con ella. Doy clases en una escuela técnica allí en Valencia, y son de dibujo analógico, por ahora me mantengo por ahí, no le doy demasiada importancia. Además creo que con el tiempo de lo que te das cuenta es que tienes que aprender a pensar, tener una cultura interesante en la que apoyarte y pintes con acuarela o con el manga estudio, al final si sabes las armonías de colores las sabes, en digital y en analógico y si no las sabes no las sabes. En el fondo es lo mismo pero con diferente instrumento.

Podríamos hablar de un cierto carácter terapéutico de las técnicas analógicas…

Sí, para mí sí, pero no sé lo que será para un dibujante de 25 o de 18, no lo sé de verdad. Pero para mí sí, sí que tiene ese aspecto terapéutico, puedes pasarte toda la tarde dibujando y tu mente se funde allí. Forma parte de lo que algunos psicólogos llaman el homo faber, es decir, el hombre que fabrica, el artesano. Un tío que quiere hacer lo que tiene que hacer, lo quiere hacer bien, porque es un artesano y desea que su producto le quede muy bien. Puedes poner tu mente en blanco, o centrarla totalmente en lo que estás haciendo y eso te da una satisfacción por el trabajo bien hecho, además de que percibes el tránsito de las horas con otro punto diferente.
Por supuesto además de colorear con acuarela he coloreado con Photoshop, con Freehand, con Illustrator, pero quizás esa sensación que tienes cuando estás haciéndolo con acuarela es insustituible, además que hay alguien que paga quinientos euros por un original hecho a mano (risas)…

¿Cuáles son los referentes artísticos o narrativos que te pueden influir a la hora de trabajar?

Te comentaba antes que para mí la cultura es muy importante, es una de las cosas que con mis alumnos no ves claramente. Ves que quieren dibujar mucho, que quieren saber más anatomía, más perspectiva, etc… yo siempre les digo, saber dibujar mucho no te va a servir para ganar dinero o para hacerte una profesión. Normalmente tú vas a un editor y no le interesa lo bien que dibujas, ellos compran historias, no compran dibujos. Sí que compran un dibujo bonito en Marvel por ejemplo, en las partes del tebeo que son trabajadas de una forma más industrial; el que sea bueno con los lápices hará lápices, otro hará las tintas… Pero si hablamos de un tebeo un poco más a la europea, un trabajo más de autor, lo importante es que sepas pensar y para pensar lo fundamental es que veas cómo han pensado otros señores que se han planteado los mismísimos problemas que tú. Así se adquieren una serie de recursos técnicos, por ejemplo, cómo utiliza el negro este señor, o cómo no lo utiliza este otro, a nivel narrativo quién gasta silencios, quién no, quién maneja tres historias en paralelo… Hay que ser consciente de todo eso, ser un poco culto.
¿Entonces a mi quién me gusta? Pues me gustan mil, porque a lo largo de la vida vas transitando. De pronto descubres a Herniman y entonces Herniman te parece un Dios, así que lo absorbes y aprendes de él; hasta que en otro momento descubres que hay otro autor, del que también vuelves a absorber… Hasta que al final tienes una melaza general y en un momento dado puedes decir, Johnny Hazard me flipa, en otro momento Mafalda, o cualquier otro… Realmente no podría decirte, me gustan casi todos de una manera o de otra, sería muy injusto decir unos pocos nombres porque los gustos no son permanentes, van evolucionando según el momento.

Para no robarte más tiempo ¿Qué nos puedes decir de proyectos futuros o presentes en los que estés embarcado?

Pues no tengo nada definido en realidad… bueno, sí que tengo algo decidido, que quiero hacer cosas con peso. Durante mucho tiempo mi desarrollo profesional ha estado ligado a ver quién da el dinero. Como te mencionaba antes somos tres y tenemos que sacar tres sueldos. Personalmente no tengo problemas, tengo la casa pagada, pero tampoco necesito pagarme un yate, mi hijo tiene trabajo, así que hago lo que me da la gana totalmente y cuando alguien me plantea un encargo, si no me enamora, claramente digo que no. Lo primero que sé es decir NO, cuando eres más joven no puedes decirlo, estás obligado a llevar al niño al colegio, pagar las facturas, una cosa y otra…
Después de esto me apetecía hacer un poco de humor, pero por otra parte tengo tres cajones abiertos en los que voy metiendo progresos, no sé cuál de los tres saldrá antes y también me da un poco de miedo elaborar una cosa que aún no tengo cerrada, así que voy a seguir haciendo narración que es lo que más me apetece, pero por ahora no puedo concretar nada especial. Seguramente una de las cosas que más me interesa trata sobre los años 30, una época que me parece bastante interesante, donde pasaron muchas cosas interesantes; otra de las ideas es humor de jubilados, Helena y yo haciendo risitas; y la tercera es una historia de fantasía con un guion de mi hijo, pero ya te digo que estoy con las tres a la vez. Por ahora estoy disfrutando de esta promoción del libro. Trabajar con este ritmo relajado, acudiendo a presentaciones y decidiendo a dónde ir… qué más puedo pedir (risas).

Pues muchas gracias por tu tiempo Sento, esperamos volver a saber pronto de ti.

Gracias a ti hombre.

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Si deseáis conocer algo más del trabajo de Sento podéis hacerlo a través de su web. Como siempre, antes de despedirme, mis agradecimientos a Banda Deseñada  por haber hecho posible este encuentro. Y por supuesto a Sento por su tiempo y amabilidad.


Roberto M. Lamosa

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